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miércoles, 1 de marzo de 2017

Minería | Nuevos mercados

Uruguay pretende que acuerdo con Argentina permita reactivar la minería



Hubo un tiempo en que la exportación de piedra como material para la construcción era una actividad económica importantísima en Uruguay. Algún veterano memorioso quizá recuerde aquel intenso movimiento que empleaba a miles de personas en las canteras ubicadas en varias zonas del país.


El gran cliente era Buenos Aires. La capital argentina carecía de piedra, pero del otro lado del Río de la Plata, a pocos kilómetros, había material en abundancia y de gran calidad. Por eso, día tras día los barcos cruzaban el río con sus bodegas repletas de ese producto. A medida que crecía la construcción de edificios en Buenos Aires, la ciudad demandaba cada vez más piedra y las empresas locales aprovechaban la oportunidad de negocio para facturar.


El producto que servía para fortalecer los cimientos de la pujante Reina del Plata se trataba, ni más ni menos, que de roca maciza, fraccionada mediante explosivos y luego molida. En la jerga, le llamaban piedra partida.

Algunas canteras dedicadas a esa actividad daban empleo en forma directa a más de mil personas. Había una firma emblemática de capitales uruguayos en Colonia, que tenía doce locomotoras a vapor propias para trasladar el material desde el yacimiento hasta su puerto. El negocio marchaba a la perfección, pero murió debido a una decisión política argentina.

A fines de la década del 40, las relaciones diplomáticas entre Luis Batlle Berres y Juan Domingo Perón eran muy malas. El gobierno argentino tenía un enfoque decididamente proteccionista, lo que perjudicaba a Uruguay. La política cambiaria de Perón hizo, por ejemplo, que prácticamente acabara el turismo porteño hacia Uruguay. No venían ni las moscas.

Una de las industrias que cayó debido al proteccionismo de Perón allá por 1947 fue la extracción de piedras. El mandatario tomó la decisión de prohibir la importación de esos materiales y poco tiempo después aquellas canteras que solían estar repletas de trabajadores comenzaron a ser abandonadas.

Siete décadas después, cuando ya casi nadie recuerda ese potencial bajo tierra, el gobierno uruguayo está decidido a reflotar el negocio. El Ministerio de Industria tiene en marcha un proyecto para que Uruguay vuelva a proveer a Buenos Aires de esos materiales de construcción. La piedra sigue estando allí y la capital argentina sigue demandando esos insumos para construir puentes, edificios, casas y una larga lista de etcétera. Es que los hormigones necesitan sí o sí de esa piedra partida. El director de Minería y Geología, Nestor Campal, defendió con entusiasmo la posibilidad de volver a exportar ese producto hacia Argentina. Hoy se extrae pero solo para el mercado interno. El tema ya fue incluido en la agenda de asuntos a tratar entre ambos gobiernos y pronto habrá conversaciones a primer nivel. “Está por haber contactos a nivel de Cancillería. Estamos trabajando desde el Uruguay por ahora para hacer nuestro análisis de precios y exportar”, dijo el jerarca a El Observador. “Uruguay debe conversar con las autoridades argentinas”, agregó.

Pronto, el canciller Rodolfo Nin Novoa recibirá de manos de la Dirección de Minería y Geología una carpeta con toda la información, como insumo para las negociaciones.

Hoy en día, Buenos Aires recibe esos materiales por vía terrestre desde el sur de la provincia o desde Córdoba. En ambos casos, las distancias son superiores a los 600 kilómetros. Además de la cercanía, Uruguay tiene otra ventaja estratégica: puede transportar la mercadería puerto a puerto, sin la necesidad saturar las carreteras con camiones. No es un tema menor, teniendo en cuenta que el transporte de este tipo de mercadería es más caro que su propia explotación.

Dada su impronta proteccionista, durante la era kirchnerista era impensable reflotar este negocio, pero ahora con la nueva agenda de temas que el gobierno uruguayo tiene en marcha con la administración de Mauricio Macri asoma una nueva oportunidad. Hay otro aspecto que favorece el plan uruguayo. A medida que Argentina continúe sincerando sus costos energéticos (que antes estaban fuertemente subsidiados), la oferta de Uruguay será más atractiva. Campal dijo en ese sentido que los argentinos podrían reducir el dinero que gastan en obra pública.

¿De qué magnitud puede ser este negocio? Al parecer, de una para nada despreciable cantidad de dinero. La piedra partida tiene un costo de unos US$ 30 por tonelada. Buenos Aires demanda anualmente unas 20 millones de toneladas. Si Uruguay logra satisfacer la mitad de esa demanda, generaría ingresos anuales de US$ 300 millones.

“Es un objetivo totalmente alcanzable”, dijo Campal luego de hacer cuentas en diálogo con El Observador. “Eso no va a ocurrir de un día para el otro, pero lo que interesa esa abrir los canales”, aclaró.

La ministra de Industria, Carolina Cosse, está muy interesada en desarrollar este negocio. Luego de la etapa de recolección de información técnica, llegarán los tiempos de la siempre compleja negociación diplomática. Pero asoma en el horizonte una nueva oportunidad histórica de generar buenos ingresos reforzando con piedras uruguayas los cimientos porteños. Algunos empresarios uruguayos ya han demostrado interés y se frotan las manos.

La explotación de hierro está cada vez más lejos

En 2011, uno de los grandes debates nacionales giraba entorno a las ventajas y las desventajas de desarrollar la minería a cielo abierto para extraer hierro. Como telón de fondo, estaba el proyecto de la empresa minera de capitales indios Aratirí, una iniciativa que incluía una inversión millonaria que jamás se concretó.

¿Es viable pensar que pueda llegar otro inversor decidido a extraer ese mineral? A juicio de Nestor Campal, el director de Minería, no. “En estas condiciones de precios, no”, afirmó. Los grandes consumidores de hierro del mundo son China y Corea, razón por la cual la distancia complica las cosas. “Nuestro hierro está del otro lado de la esfera terrestre”, sostuvo el jerarca. “Solamente sería razonable si se crea un consumo cercano”, agregó el experto, geólogo de profesión, pero eso tampoco asoma en el horizonte. Brasil, por ejemplo, jamás será un mercado para el hierro uruguayo, ya que posee grandes cantidades de ese mineral. “La única manera de exportar ese hierro es que su precio sobrepase un cierto valor que permita diluir el costo del transporte. Si no es muy difícil”, dijo Campal.

En 2011, con la discusión sobre megaminería al rojo vivo, el precio del hierro había alcanzado valores históricamente altos, pero poco a poco se fue depreciando. La polémica entorno a Aratirí sigue presente, ya que los extrabajadores de la firma iniciaron juicios laborales para intentar cobrar lo que la empresa aún les adeuda. Ese asunto se reactivó luego de que se levantó la feria judicial.

Fuente: El Observador


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viernes, 7 de octubre de 2016

Minería: Chile y Perú crece


Aumentan las compras de Chile en productos peruanos que proveen a la minería


En los siete primeros meses del año, crecieron los envíos hacia el vecino del sur  de productos del  rubro siderometalúrgico y metalmecánico, respectivamente. Las piezas de máquina y material de andamiaje  fueron los artículos estrellas.


El material de andamiaje fue uno de los dos productos estrellas que se envió a Chile como artículo para la minería. El material de andamiaje fue uno de los dos productos estrellas que se envió a Chile como artículo para la minería.


Las exportaciones peruanas de productos del rubro siderometalúrgico y metalmecánica que se direccionaron a Chile crecieron entre enero y julio del año en curso +7.4% y +2.5%, respectivamente, respecto a similar periodo del 2015 informó la  Oficina de Comercio Exterior del Perú (OCEX) en Santiago.
En tal sentido, las piezas de máquina y el material de andamiaje fueron los productos  estrellas de ambos subsectores que actúan también como proveedores de la minería. Mientras que el primero de los mencionados pasó aumentó US$ 7.7 millones a julio año en curso con relación al 2015, el siguiente nombrado registró US$ 4.6 millones más en los siete primeros meses del 2016  comparado con los mismos meses del año precedente.
La mayor apertura de las empresas mineras chilenas por adquirir productos siderúrgicos y metalúrgicos peruanos se debió básicamente tanto al desplome de los precios de la energía -impactados por el alto costo del petróleo, así como por  la depreciación de la moneda del país sureño.
Fuente: Huella Minera

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viernes, 5 de agosto de 2016

Chile: el consumo eléctrico en la minería se mantiene en alza

Según el análisis de Cochilco, el consumo de energía eléctrica en minería subió un 2,1% en 2015 con respecto al del año anterior. Considerando los combustibles, la industria minera elevó su consumo en 1% y representó el 12% de la energía consumida en el país.


Los esfuerzos de la industria minera por reducir sus costos no alcanzaron a surtir todo el efecto esperado en 2015, al menos en los que respecta al consumo eléctrico.

Esto, porque según el Informe del consumo energético de la minería del cobre a 2015 elaborado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), el consumo de energía eléctrica en minería subió un 2,1% con respecto al año anterior o un 1% si es que se considera el consumo de combustible.
¿La razón? El envejecimiento de yacimientos, un cambio en el mix productivo más intensivo en electricidad y el uso de procesos como la desalación para hacer frente a la crisis hídrica que viven las zonas donde operan los yacimientos mineros.
En concreto, el estudio  de la institución -que abarca el información de empresa que representan el 98% de la producción de cobre de Chile 2015- indica que la minería del cobre consumió un total de 85.019 terajoules (TJ) en energía eléctrica, lo que significa un incremento de un 2,1% con respecto del consumo de 2014 y un aumento de 80% desde 2001.
“El aumento en el consumo de electricidad viene dado principalmente por el aumento marginal en el consumo de las operaciones existentes, así como también por el aumento de capacidad de procesamiento de concentración a nivel nacional y de la inclusión en Servicios de la energía eléctrica utilizada para plantas desalinizadoras e impulsión de agua de mar directa o desalinizada a las faenas”, se explica.
En el desglose, la concentradora fue el proceso que más demandó energía con 52% del total, lo que se explica por el incremento en el mineral procesado en las plantas; le sigue  la lixiviación con 24% y los servicios con un 8%. Este último con un importante incremento del 54% respecto a 2014.
“Desde el año 2012 se incluye en la encuesta de consumo energético el ítem de consumo eléctrico en plantas de desalinización e impulsión de agua de mar (ya sea directa o desalinizada), lo cual explica el incremento del consumo eléctrico en servicios”.
El crecimiento se da pese a los esfuerzos de las grandes mineras por reducir sus costos y aplicar mecanismos de eficiencia energética a sus procesos, pero no se explica por ineficiencia en las operaciones.
Sin embargo, este no fue el caso del consumo de energía en base a combustible -que incluye Diésel, Enap 6 y Gas Natural-, el cual cayó un marginal 0,5% en 2015 en relación con el año anterior. Lo anterior pese a factores como la disminución de las leyes de mineral y al envejecimiento de las minas explotadas lo que implica por ejemplo mayores distancias de acarreo de la flota de camiones, el aumento de material movido.
Con todo, y considerando ambos tipos de energía, para una producción de 5.764 miles de toneladas de cobre fino contenido -que significa un crcimiento de 0,3% en relación con 2014-, la industria minera del cobre tuvo un consumo total de energía de 163.063 TJ, lo que representa un 12% del total de energía consumida en el país y un crecimiento de 1% en relación con el año anterior.
La tendencia futura. Desde Cochilco estiman que en el futuro se requerirá más energía para producir la misma cantidad de cobre fino como consecuencia del envejecimiento de los yacimientos, y el uso de nuevos procesos productivos -como la incorporación de planta desalinizadora- debido a restricciones en materia hídrica.
A esto se suma el cambio en el mix de productos comerciales del cobre, con tendencia a una mayor producción de concentrados de cobre, debido a que los minerales lixiviables de superficie se están agotando.
Sin embargo, el panorama energético podría no verse tan gris, ya que se estima que la mayor construcción de proyectos y la interconexión del sistema interconectado Central (SIC) con el Norte Grande (SING) empuje a la baja los precios.
Pero Cochilco advierte: “Igualmente constituye un desafío para la minería del cobre poder mantener y/o reducir su consumo unitario de energía en el tiempo, por ello es importante que la industria minera del cobre siga incrementando la eficiencia energética en aquellas faenas que ya han comenzado en esta senda y desarrollar esta línea de trabajo en las faenas donde no se ha realizado aún”.

Fuente: Pulso

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